Mi templo del descanso
Mi experiencia y aprendizajes en la renovación y mejora de mi espacio de descanso.
Hoy voy a compartir algo que surge de la curiosidad de un par de personas hace unas semanas. Voy a intentar hacerlo de la manera más práctica y resumida posible, porque este tema daría para mucho.
Este año he estado bastante entretenida transformando el espacio en el que duermo en mi templo del descanso. Aprovechando que tocaba renovar algunos básicos (colchón, almohada…), me sumergí de lleno en el proceso. Y quienes me conocen saben que casi me hago un máster en el tema. Así que aquí traigo una parte de lo que he aprendido, por si te sirve.
Pero antes de empezar… ¿alguna vez te has parado a pensar en la cantidad de horas que pasamos durmiendo? ¿Y en lo importante que puede ser prestarle atención a este espacio?
Valoro mucho la comodidad y el sueño es crucial para mi bienestar. Para mí el momento de meterme en la cama es uno de los mejores del día. Acostarte en tu colchón, entre tus sábanas y acomodarte en tu almohada, debería ser un verdadero placer. Creo que vale la pena dedicarle tiempo y atención a la elección de cada cosa, sin prisas, paso a paso, escogiendo lo que te haga sentir bien.
Vamos allá.
¿Cómo sé si es hora de cambiar de colchón o de almohada?
Mi cuerpo es muy sensible y se manifiesta en todo.
¿Es cierto que la vida útil de un colchón es de unos 10 años? La respuesta está en ti. En mi experiencia sí, cómo una referencia aproximada. Algunos durarán 12 y otros no llegarán a los 10, dependerá del uso y la calidad de los materiales. Yo siento cuando es el momento de cambiarlo. Pero no es solo eso; la higiene también es un factor importante. Por mucho que lo protejamos, creo que no nos podemos imaginar lo que se puede acumular con el tiempo entre sus capas.
Entre algunas señales comunes de que es momento de renovar el colchón están los dolores y rigideces al despertar, dificultades para dormir bien, muchas vueltas durante la noche o un aumento de las alergias. Además de las que puede dar el propio colchón, como deformaciones o ruidos al moverte.
¿Y la recomendación de cambiar la almohada cada 5 años aproximadamente? Para mí también tiene sentido, incluso me parece demasiado en algunos casos. Muchas pierden altura y firmeza rápidamente, y si tienes problemas respiratorios, o alergia a los ácaros, notarás la diferencia aún más.
Aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir colchón.
Dejando a un lado variables como cuánto lo vas a usar (uso diario o esporádico), si va a ser para dormir solo o en pareja (en este último caso, a considerar los gustos y necesidades de cada uno, así como opciones como el colchón gemelo, dos camas en habitaciones grandes o dormir en habitaciones separadas si mejora la calidad del descanso, algo muy recomendado por los expertos en sueño y, ya que estamos, por mí misma), los principales factores a tener en cuenta a nivel personal son:
La posición al dormir.
¿Cómo duermes la mayor parte del tiempo? ¿Boca arriba, boca abajo o de lado? Según la posición, necesitarás una firmeza distinta. Por ejemplo, por regla general, si duermes de lado es posible que necesites un buen equilibrio entre soporte y suavidad para aliviar la presión de cadera y hombros. Si duermes boca arriba posiblemente necesites más firmeza para que la columna se mantenga alineada y si duermes boca abajo más, para que las caderas no se hundan.
La firmeza.
Normalmente los clasifican en una escala de 1 a 10, donde 1 es muy suave y 10 muy firme. La elección va a depender de las preferencias de cada uno, la posición al dormir y el peso corporal. Aunque se suele recomendar colchones más firmes a personas con más peso y colchones más suaves para personas con menos peso, mi experiencia fue diferente.
En todos los sitios a los que fui, por mi peso y mi posición al dormir, me ofrecían colchones con una firmeza de aproximadamente 7, sin tener mucho en cuenta mis preferencias. Cuando pedía un colchón más firme, me decían que no era el más adecuado para mí. Sin embargo, un día, una fisioterapeuta de una marca de colchones me dio una perspectiva diferente. Me dijo que, especialmente si tienes problemas lumbares, es preferible dormir en un colchón firme para evitar que la cadera se hunda. Según ella, las personas más ligeras tienden a presionar menos el colchón, por lo que necesitarán un colchón más firme para evitar hundirse y desalinear la columna. Un colchón blando haría que mis caderas se hundieran demasiado y eso me provocaría dolor. Por el contrario las personas con más peso tienden a hundir el colchón más que las personas con poco peso, con lo cual un colchón menos firme va a permitir que el colchón se adapte mejor a la forma del cuerpo sin causar puntos de presión excesivos.
Yo no sé si esto aplica universalmente, seguro que no, pero era exactamente lo que yo sentía; en los colchones menos firmes mi cadera se hundía y me provocaba molestias. Para mí, una firmeza de al menos 8 es la más adecuada. Los materiales y acolchados también influyen en la rigidez, por lo que esto también dependerá del modelo específico. Mi consejo es que preguntes, investigues e insistas en probar diferentes opciones, incluso si te dicen que no es el adecuado para ti. Sólo tú puedes saber qué es lo que te va bien.
*Nota: No pruebes muchos en el mismo día (lo mismo para las almohadas). Acuéstate en cada uno al menos 10 minutos, gírate hacia ambos lados y cambia de posición con los ojos cerrados para ver cómo te sientes. Olvídate del vendedor y de otros clientes que pueda haber a tu alrededor; quien va a pagar y va a dormir en él, vas a ser tú. Por cierto, si estás contenta con tu colchón y a la hora de renovarlo sigue existiendo, yo no dudaría en repetir.
Otros factores adicionales a tener en cuenta:
Materiales: Hay una gran variedad, así que elige según tus preferencias. Investiga y prueba.
Transferencia de movimiento: Esencial si duermes en pareja para evitar que los movimientos se sientan.
Regulación de temperatura: Importante para quienes suelen tener calor durante la noche.
Alivio de presión: A tener en cuenta en personas con dolores en articulaciones o músculos.
Refuerzo perimetral: Protege los bordes del colchón; la mayoría de los colchones actuales ya lo incluyen.
Consideraciones a la hora de elegir almohada.
Fibra, visco, látex... El material de la almohada es una elección muy personal, como ocurre con el colchón. Yo siempre he sido de las que prefieren fibra hueca, aunque esta vez estuve a punto de comprar una híbrida que me gustó bastante.
Lo más importante para mí es tener en cuenta la altura y la firmeza (igual que con el colchón), y la calidad de los materiales. La postura en la que duermes la mayor parte del tiempo es clave para elegir la almohada adecuada. Tu constitución física también influye, y además, debe estar en consonancia con el colchón en el que duermes.
Según la postura en la que duermes:
Si duermes de lado, necesitarás una almohada más alta que si duermes boca arriba. Si duermes boca bajo, puede que ni siquiera la necesites.
En cuanto a la firmeza:
Aparte de tus preferencias personales, la firmeza va a depender de tu constitución física. Por ejemplo, en mi caso, que duermo de lado, tengo el cuello largo, bastante espacio con el hombro, pero no una cabeza grande ni pesada, necesitaba una almohada alta pero suave y mullida. La que usaba dejó de fabricarse y me llevó meses encontrar una sustituta. Las almohadas altas suelen ser firmes, y la combinación de altura y suavidad es difícil de encontrar. Probé muchas hasta dar con la adecuada. Mi consejo: ten paciencia y no te dejes llevar por recomendaciones genéricas. A mí me recomendaban almohadas de altura y firmeza media, y aunque la firmeza estaba bien, en las de altura media acababa aplastando el hombro y la clavícula.
La importancia de tu colchón:
Es fundamental que pruebes la almohada en un colchón similar al tuyo, con una firmeza parecida. No es lo mismo que tu cuerpo se hunda mucho en el colchón a que apenas lo haga. Por ejemplo, si duermes de lado en un colchón de firmeza media, tu hombro se hundirá más que en uno muy firme, y por lo tanto necesitarás una almohada más baja. Si tu hombro apenas se hunde en el colchón, necesitarás una almohada más alta para cubrir el espacio.
Por eso, pide probar la almohada en un colchón que se parezca al tuyo. Si conoces la firmeza de tu colchón, dísela al vendedor (7 de 10, 8 de 10…), y si no la sabes, busca el modelo en la etiqueta o en la factura si la tienes, y luego búscala en Google o pregúntale a ChatGPT.
Cuando la pruebes, quédate al menos 5 minutos y cambia de posición con los ojos cerrados, especialmente si duermes de lado. Fíjate en cómo te sientes. Y repito lo que ya dije sobre los colchones: da igual que el dependiente esté al lado o que entren otros clientes, al final, quien va a surtir de almohadas a todos sus familiares o almacenarlas en el altillo del armario, vas a ser tú.
Ah, y una sugerencia final: no acumules almohadas que no te sirven, despídete de ellas y sigue adelante.
Aquí algunas de las marcas de almohadas que más me han gustado, por si te sirven como ideas de búsqueda:
Mash: La almohada que tenía antes, y la de antes de esa, eran de esta marca. Ahora tengo una de El Corte Inglés, pero está fabricada por Mash especialmente para ellos. Tienen muchísimas opciones en infinidad de tiendas.
Moshy: De esta marca probé la híbrida en El Corte Inglés y me gustó bastante. También la venden en otras tiendas y tienen muchas otras opciones de calidad.
Silis: Son especialistas en almohadas y trabajan con materiales de muy buena calidad. Muchas de sus almohadas tienen fundas interiores y exteriores 100% algodón, pero no tenían justo lo que yo buscaba. La que más se aproximaba llevaba retardante de llama, algo imprescindible en hoteles, pero para mí fue un motivo de descarte. También tienen algunas opciones con materiales más naturales.
Por cierto, siempre suelo fijarme en que todas estas cosas tengan certificado Oeko-Tex.
No voy a entrar en detalles sobre los materiales (viscoelástica, látex, fibra…). Personalmente, decidí no hacer la búsqueda basándome en el tipo de material. Estaba abierta a cualquiera que me resultara cómoda, aunque sabía que lo más probable era que terminara con una de fibra hueca. Mi búsqueda se centró en la altura y la firmeza: tenía claro que la necesitaba alta (aunque no en exceso) pero suave.
Dicho todo esto, para mí la almohada perfecta no existe. Espero que sigan mejorando.
Ropa de cama.
1. Medidas de la ropa de cama: Antes de comprar sábanas o protectores, es importante conocer la altura de la platabanda de tu colchón. Para obtener la medida correcta, no lo midas desde los bordes ya que en esa zona suele ser más bajo. La altura real se obtiene desde el centro. Si tu colchón es nuevo, pregunta en la tienda o a la marca o bien busca el modelo en la etiqueta o factura y busca en Google o en ChatGPT con esos datos.
2. Sábanas: Al comprar sábanas, es importante que la bajera tenga la altura adecuada para que no quede corta. Si son 100% algodón, muchas marcas aseguran que están pretratadas para que no encojan, pero no es real, siempre encojen un poco, lo recomendable, es que tengan al menos 5 cm más de platabanda que la medida de tu colchón. Yo te diría que incluso 10 cm. Es decir, si tu colchón tiene una platabanda de 30 cm, las sábanas bajeras o protectores de colchón que sean de algodón deberían ser de al menos 35 cm de alto.
Para mí es preferible tener menos juegos de sábanas, pero de calidad. Y tengo que decir que me declaro fan del algodón egipcio. Después de probar distintos tipos de sábanas, como algodón percal, satén y de diferentes cantidades de hilos, me quedo sin duda con las de algodón egipcio.
Un dato que he aprendido es que la calidad del tejido tiene más que ver con la calidad del hilo que con la cantidad de hilos. Para hacer sábanas de un alto número de hilos, se necesitan hilos finos, lo que implica fibras largas y de calidad. Sin embargo, puedes encontrar fibras de buena calidad tanto en sábanas de 200 hilos como en las de 500. En resumen, menos hilos no siempre significa menos calidad.
3. Protectores y cubrecolchones: Me parece fundamental proteger el colchón de algún modo. Hay tantísimas opciones, que hay que hacer otro máster para elegir uno. Lo primero es decidir si quieres que sea impermeable o no. En cuestión de impermeables, me gusta la opción del “Sándwich” de Mash porque el tejido impermeable está entre dos capas de tencel o algodón, lo que evita aún más los posibles ruidos y mejora la transpirabilidad. No lo he podido probar porque no me vale la medida de platabanda.
Si solo buscas protección contra la suciedad y el desgaste (sin necesidad de impermeabilidad), los cubre colchones son una buena opción. Entre mis favoritos tengo anotado el Lyocell de Moshy. Probablemente sea mi próxima compra.
Otros detalles importantes para mi templo del descanso:
Me gusta que el cabecero de la cama, al igual que las mesillas, sea de madera y llegue hasta el suelo. Me fijo en detalles como una cortina o estor que me guste y que tenga un buen porcentaje de materiales naturales, como lino o algodón. Lo mismo aplica para la funda nórdica y los cojines. Y, por supuesto, la luz siempre cálida en las lámparas.
El móvil no entra en el dormitorio jamás. Al wifi también le cierro la puerta allá donde está. No lo desenchufo, aunque muchos lo recomiendan, porque me parece un engorro. Tampoco hay tele ni ningún otro dispositivo con lucecitas que pueda interferir en la calidad del sueño.
Seguro que me dejo muchas cosas, ¡pero cambio y corto ya!
Espero haberte dado alguna pista o idea útil para mejorar tu descanso. Al final, es tu refugio y es salud y bienestar, así que merece toda tu atención.
¡Hasta pronto!
V.